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Su construcción data del siglo XIII, siendo propiciada por Alfonso VIII, monarca de abierta simpatía hacia los judíos. En 1411, tras las prédicas de San Vicente Ferrer, se convirtió en templo cristiano, siendo desde entonces conocido como iglesia de Santa maría la Blanca. En 1550, tras introducir algunas reformas, el cardenal Silíceo creó un beaterio para recoger mujeres públicas arrepentidas. En el XVIII el edificio fue convertido en cuartel de la milicia, iniciándose a mediados del XIX su recuperación como monumento artístico.
El salón de oración se levanta en un patio rodeado de cipreses, donde está la puerta principal con lacerías mudéjares estrelladas bajo un tejaroz. Después, en el interior, resalta una composición espacial más próxima a una mezquita que a una sinagoga de nave única. En el subsuelo existen bóvedas utilizadas como enterramientos desde el siglo XVI y otros restos arqueológicos de anteriores centurias y facturas.
En el siglo XVI, Alonso de Covarrubias, a instancias del cardenal Silíceo, reformó las cabeceras, creándose tres capillas, la central cubierta con una bóveda de media naranja sobre trompas mientras que las laterales son de cuarto de esfera sobre pechinas. El retablo es de Nicolás Vergara El Viejo, realizado en la segunda mitad del XVI.
Tiene cinco naces separadas por arcos de herradura que se levantan con hermoso capiteles de piñas entrelazadas. Sobre estas arcadas se disponen unas cenefas decorativas con elementos geométricos y vegetales que siguen un ritmo perfectamente definido en las albanegas de los arcos. Unas arquerías polilobuladas sirven para elevar la nave central, dejando las cubiertas laterales a menos altura con sus correspondientes artesonados de par hilera y par y nudillo. Todo el conjunto es catalogado como una muestra del arte almohade puesto al servicio de la comunidad judía.
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En sus momentos de máximo esplendor había en la judería de Toledo no menos de diez sinagogas. El poeta Yáaqob Albenech las menciona una por una en un poema que lamenta la destrucción de las mismas durante la revuelta antijudía de 1391.
Es probable, aunque no seguro, que Santa María la Blanca sea la mencionada en dicho poema con el nombre de Sinagoga Mayor:
"Sus puertas yacen asoladas, pues penetraron en ellas las turbas, musulmanes y cristianos que borraron de allí a los hijos de Israel."
Construida en el siglo XIII, es un edificio de excepcional valor en la historia del arte hispano-árabe. En el siglo XV fue convertida en iglesia cristiana bajo la advocación de Santa María la Blanca, para pasar, ya en el siglo XVI, a "hogar de mujeres descarriadas". Posteriormente sirvió de almacén a las tropas napoleónicas durante su ocupación de la península.
Decoración
La decoración de yeserías fue realizada una vez concluido el edificio por maestros andalusíes. Destacan los capiteles, las albanegas de los arcos decoradas con medallones y sobre ello un friso de lazo y arquerías ciegas.
Esta decoración, que corresponde al siglo XIII, se ha comparado con las yeserías mudéjares de Monasterio de las Huelgas de Burgos.
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El muro de Jerusalén
En el muro orientado hacia Jerusalén, el Este, se colocaba que el Hejal, un arca o nicho en el que se guardaban los rollos de la Ley o Sefer Torah .
Capillas
Al convertirse en Iglesia se encargó a Covarrubias la construcción de las tres capillas de la cabecera. La obra es de estilo plateresco.
Inscripciones
No aparecen en ella las inscripciones hebraicas tan utilizadas en otras sinagogas. Si las hubo, es posible que se encontraran pintadas en los huecos existentes sobre los medallones y que hoy se encuentran vacíos.
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Arcos apuntados
En la restauración de 1989 aparecieron dos arcos apuntados que permanecían cegados. Aunque se pensó que podían ser añadidos posteriores, los trabajos de restauración demostraron que eran originales, ya que sus ladrillos se entrelazaban de manera continua con los demás.
Galería de mujeres
No se ha podido determinar el lugar que ocupaba la galería de mujeres, elemento común en las sinagogas. Es posible que en este caso se tratara de una de las naves separada por cortinas o una celosía. También podía tratarse de una estructura de madera que no se ha conservado.
El ladrillo
Entre los oficios desempeñados por los judíos no se encontraban los relacionados con el barro: la alfarería y la albañilería. Se adaptaron en cada momento a los estilos arquitectónicos imperantes en el lugar en que vivían. A principios del siglo XIII Toledo continuaba con la tradición constructiva árabe. Los maestros mudéjares llamados alarifes eran expertos en la construcción con ladrillo y la imagen que Toledo tiene actualmente se la debemos a ellos.
Los cimientos, las columnas, los arcos y los muros de Santa María la Blanca están hechos de ladrillo revestido de estuco. La forma de los arcos se realizaba con un molde de madera que se retiraba una vez cerrado el arco. Las columnas apoyan su peso sobre zapatas rectangulares insertas en el subsuelo, dato éste revelado por las recientes excavaciones arqueológicas.
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Menoráh o candelabro
El candelabro del Templo tenía siete lamparillas de aceite de oliva que se prendía con una mecha. Una de estas lamparillas permanecía siempre encendida, de manera que servía para encender las otras seis e iluminar el interior del santuario.
Este candelabro de siete brazos será una constante como elemento decorativo en relieves, miniaturas, amuletos, objetos cotidianos, etc.
Capiteles
Son 32 los capiteles. Están realizados en estuco sobre la columna octogonal. El entrelazado en forma de rombos es de origen almohade mientras que las formas vegetales denotan la influencia de los capiteles románicos.
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La Tebá
En el centro de la sinagoga, frente al arca, estaba la Tebá, pupitre donde se situaba el oficiante.
Enterramientos
Además de diversas habitaciones y subterráneos abovedados del siglo XVI y posteriores, se localizaron 17 enterramientos correspondientes al siglo XV, en la época en que se utilizó como refugio de mujeres.
Planta
La forma irregular de la planta hizo pensar que estaba construída aprovechando estructuras preexistentes. También existía la opinión de que la sinagoga era más larga en el lado oeste (la fachada actual), lugar en el que se encontraría la galería destinada a las mujeres.
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Arqueología en Santa María la Blanca
El subsuelo estaba relleno de tierra y escombros que retenían la humedad y la proyectaban por capilaridad a las columnas, amenazándolas gravemente.
En 1983 el Ministerio de cultura encargó al arquitecto Francisco Jurado las obras para eliminar el problema: Se vació el suelo y se construyeron bovedillas que permiten la circulación de aire y mantienen seco el suelo. Aprovechando las obras el arqueólogo Germán Prieto realizó prospecciones en el subsuelo de la sinagoga con resultados interesantes:
Las excavaciones, realizadas entre 1987 y 1988, demostraron que los cimientos originales se corresponden con la planta actual y fueron construidos con independencia de edificios anteriores, con lo que se desmontaban algunas de las teorías establecidas.
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En el subsuelo de la cara oeste aparecieron estructuras de un interesante edificio con canales para el agua y pinturas con peces en las paredes. Es posible que fueran baños públicos o de alguna rica casa privada.
Las excavaciones pusieron de manifiesto la cimentación del edificio: cada hilera de columnas se apoya sobre un muro corrido que profundiza hasta la roca. Este cimiento, ausente bajo las columnas laterales, alcanza algunas veces tres metros de altura.
Rememorar el templo
Con la destrucción del templo de Jerusalén en el año 70 la sinagoga se convierte en centro y foco de la vida religiosa, centro comunitario y lugar de estudio. La sinagoga, sustituta del templo, responde a una concepción del culto basada en la participación colectiva.
Su exterior es austero; cristianos y musulmanes promulgaron leyes tendentes a restar grandiosidad al exterior limitando de esta manera su altura y ornamentación. Así, y a diferencia de iglesias y mezquitas, las sinagogas carecen de campanarios y minaretes.
En época árabe se asignó a los judíos un barrio propio, denominado Medinat al Yahud, que con el tiempo configuraría la judería.
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